El Punt/Avui+ y la Selección del ‘Estado Agresor’
Fernando León Solís
University of the West of Scotland
Resumen
Este artículo propone un análisis del discurso ofrecido en las columnas de opinión de ElPunt/Avui+ sobre la selección española durante el mundial de fútbol de 2010. Pese a la impronta del Barça y de la ‘catalanidad’ de la selección, debía rechazarse como símbolo de un estado ‘nacionalista’, ‘subyugador’ y ‘desagradecido’, construyéndose una narrativa en que España es el verdugo de una Cataluña víctima. El análisis de un texto representativo revelaba la metaforización del conflicto en términos de ‘violación’. Así se rechazaba el equipo, se insistía en la falta de legitimidad del Estado español, y se presentaba como imposible el entendimiento futuro.
Palabras Clave
Cataluña-España, Discurso, Fútbol, Metáfora, Violencia
Abstract
This article proposes an analysis of the discourse offered in the opinion columns of ElPunt/Avui+ on the Spanish national Team during the 2010 Football World Cup. Despite the Barça imprint on the team and its ‘catalanicity’, it had to be rejected as the symbol of ‘nationalistic’, ‘subjugating’ and ‘ungrateful’ state following the narrative of Spain as perpetrator and Catalonia as victim. The analysis of a representative text revealed the metaphorization of this conflict in terms of ‘rape’. By means of this discourse the team was rejected, the state constructed as illegitimate and the future understanding presented as impossible.
Keywords
Catalonia-Spain, Discourse, Football, Metaphor, Violence
1. INTRODUCCIÓN
La contribución del Barcelona F.C al equipo español en número de jugadores y estilo de juego en el Mundial de 2010 se prestó a muy diversas interpretaciones, muchas de ellas alto contenido político. El diario deportivo madrileño As, por ejemplo, ocupaba su portada con el titular bilingüe ‘Visca España’, en referencia al gol del jugador catalán del Barça Puyol en semifinales contra Alemania. En primera plana del diario de centro-derecha madrileño Abc se leía ese mismo día, ‘España vence unida’. El también derechista La Razón se decantaba por el titular, ‘España Unida, jamás será vencida’; y el rotativo catalán La Vanguardia abría su primera página con ‘Puyol cohesiona a España’. Para comprender este componente político entrelazado con el discurso deportivo se deben tener en cuenta no sólo las a veces tirantes relaciones institucionales entre el gobierno de Cataluña y el central, sino, más coyunturalmente, el trasfondo de tensión política en que se desarrolló el campeonato. En efecto, el día 28 de junio se publicaba la sentencia del Tribunal Constitucional que declaraba inconstitucional alrededor del 5% del Estatuto de Cataluña. Un punto de especial controversia era el término ‘nación’, usado para calificar a la comunidad autónoma. El tribunal no discutía la constitucionalidad del vocablo ni su valor simbólico, pero lo vaciaba de valor jurídico, sentenciando que ‘el término nación no tiene otro significado que el recogido para nacionalidad por la Constitución, reconocido en el artículo 2 de la Carta Magna y sin que pueda cuestionar la indisoluble unidad de la Nación española’ (El País, 2010). Contra esta sentencia fue convocada en Barcelona una manifestación masiva que tuvo lugar un día antes de la final del Mundial entre Holanda y España.
Entre las varias lecturas ofrecidas en los medios de comunicación españoles, el objetivo de este trabajo es analizar la interpretación proporcionada por el diario ElPunt/Avui+, escrito íntegramente en lengua catalana y de claro corte catalanista (1). Para esta investigación se analizaron todas aquellas columnas de opinión publicadas desde el inicio de la competición (11 de junio) hasta tres días después de la final (14 de julio) que abordaban el tema de la selección española en concreto y del Mundial en general. La hipótesis de trabajo con que se inició el estudio era que pese a la impronta catalana y su triunfo final, la selección debía rechazarse a toda costa (2) al ser considerada un potente símbolo de una España que subyuga a Cataluña; se especulaba con que, como en ocasiones anteriores (véase León Solís, XXX) el discurso deportivo y político estuvieran estrechamente trabados constituyendo un verdadero tratado político sobre la relación política entre Cataluña y el resto del Estado. A riesgo de adelantar resultados, se puede indicar aquí que el argumentario de ElPunt/Avui+ confirmó tal hipótesis insistiendo en los siguientes puntos:
a) La identidad de estilos entre el Barça y la selección; lo que se denominaba ‘el modelo Barça’ (Grau, 2010a) o el ‘ADN del Barça’ (Bataller, 2010).
b) La importancia fundamental del Barcelona en el triunfo de la selección, que según el enviado especial del diario ponía fin a ‘la historia de fracasos de la selección española’ (Padilla, 2010b).
c) La impronta catalana del equipo español, o su ‘Catalanidad manifiesta’ (Raimundo y Tortajada, 2010) (3).
d) La imposibilidad de identificarse con el equipo pese a su ‘catalanidad’; y el énfasis en ‘el conflicto con la selección española’ (Boet, 2010).
En la segunda sección se muestran los argumentos con que el diariocargó al equipo español de valores asociados a Cataluña, hasta presentarlo como totalmente catalanizado y desprovisto de nociones negativas relacionadas con España. En la sección tercera se presentarán los argumentos (extrapolados del discurso político) por los que, pese a su catalanidad, el equipo debía ser rechazado. En la sección cuarta se ofrecerá el análisis de un texto en el que se condensan gran parte de las ideas que se diseminaron en ElPunt/Avui+ a propósito de la selección y que colocaban a Cataluña en posición de víctima con respecto a España. El método elegido para tal análisis (siguiendo la estela de Lakoff, Johnson y Turner, 1980) será presentado en más detalle en la sección correspondiente. El artículo se cerrará con las conclusiones finales y con una pregunta sobre la proyección hacia el futuro de las relaciones entre Cataluña y el resto de España articulada por el diario a través de su cobertura de la selección de fútbol. Antes de continuar se ofrecen algunas breves consideraciones metodológicas.
La investigación se inició con un análisis cuantitativo, que, como indica Van Dijk (1988: 169) debe ser el primer paso metodológico en la investigación de corpus extensos como el que aborda este artículo. El recuento y categorización de los elementos repetidos permitió a su vez la identificación de un discurso que, como se verá a continuación, formaba un todo coherente. Todos estos elementos discursivos (frases o párrafos completos, pero también vocablos) aparecen categorizados y recogidos ordenadamente en este artículo.
El concepto de discurso empleado aquí sigue las pautas de Blain et al, en cuyo estudio sobre deporte e identidad nacional se usa ‘in its flexible sensible sense of talking about or constructing… versions of reality that are ideological’ (Blain et al, 1993: 3-4). La materialización concreta del discurso de ElPunt/Avui+ se realizó a través de una multitud de textos (4); sin embargo, el discurso ha de entenderse como una mera serie de textos inconexos. Como sugiere Günther Kress, ‘a discourse is never simply the aggregate of texts but is rather … the (abstract) structure of an aggregate’ (Kress 1985: 29). Por tanto, los textos analizados aquí deben ser considerados como fragmentos interconectados de un discurso con una estructura coherente.
Como apunta Fairclough, los textos deben entenderse como ‘parts of social events’ (2003: 21), es decir, como lugares de construcción del mundo y también como lugares de interacción. En palabras de Lee, los textos constituyen ‘sites of contestation between conflicting perspectives’ (1992: 136) donde el poder se disputa. Teniendo en cuenta estas nociones de discurso, este artículo hará mención a las posibles funciones ideológicas y motivaciones políticas del discurso de ElPunt/Avui+ que, como se verá, es de resistencia a los valores relacionados con España y de rechazo a la pertenencia al Estado español.
2. UN EQUIPO TRANSFORMADO
No es novedoso afirmar que el Barça está frecuentemente asociado con la esencia de Cataluña; una identificación expresada en el lema ‘Barcelona es más que un club’. Como señalaba Vázquez Montalbán en tono irónico, el club catalán ‘debe su significado a las desgracias de Cataluña, en eterna guerra civil, real o metafórica, con el resto del Estado español’ (1999: 5). Para Shaw, por su parte, el Barça ‘es de hecho el equipo nacional de Cataluña’ (1987: 62). Incluso figuras de la política como Jordi Pujol, ex presidente catalán, han afirmado que ‘el Barça es una de esas instituciones que el país [Cataluña] ha creado de manera natural’ (Pi y Pujol, 1996: 164). En esa misma línea, Carles Ribera declaraba en las páginas de ElPunt/Avui+ que el equipo blaugrana es ‘la máxima expresión de nuestra catalanidad reprimida por España’ (Ribera, 2010).
En oposición a la catalanidad contenida en el Barcelona F.C., ElPunt/Avui+ asociaba a España con la noción de ‘Furia’, un concepto al que se atribuía una serie de valores negativos relacionados con el pasado franquista (5). Según Shaw, el origen de ‘la furia’ está en el fútbol vasco anterior a la guerra civil y en su estilo ‘directo y agresivo’ (Shaw, 1987: 21), usado ampliamente por Franco en su propaganda político-deportiva.
Para comprender muchas de las citas ofrecidas a continuación, es importante señalar que desde la perspectiva catalanista de ElPunt/Avui+ ‘la furia’ forma parte del mismo universo discursivo que ‘el coraje’, ‘el tesón’ (que se oponen al estilo de juego técnico, sofisticado y moderno), ‘la casta’ (con sus claras connotaciones raciales) o la virilidad y la impetuosidad (Shaw, 1987: 76). Por ejemplo, para Berga (autor de uno de los textos que componen el corpus analizado) la furia es un valor ‘ancestral’ (2010) – en el sentido de ‘anticuado’. Para Bataller (2010) la furia está ‘representada por gente como Camacho y su sudor bajo las axilas’, una imagen que reúne las ideas de exceso de virilidad y falta de refinamiento (6).
Lo importante a notar es que los valores asociados al Barça (y por ende, Cataluña) y a la Furia (y por ende, España) fueron presentados en ElPunt/Avui+ como pertenecientes a universos identitarios e ideológicos opuestos. Así, a propósito del estilo de juego de la selección Iu Forn contrastaba la impetuosidad española con la tranquilidad catalana:
[e]l concepto de España ha estado siempre asociado a ‘la furia’[…] y los catalanes siempre hemos estado alejados de esta manera de hacer porque formamos parte de una cultura mediterránea del olivo y la viña, más reposada (Forn, 2010a).
Esta evocación de Cataluña como territorio de cultura reposada es un eco del mito del ‘Oasis Catalán’, un lugar de dimensiones mitológicas, que, como Rivière indica, encierra los valores de una Cataluña unida, aislada y lejana de la turbación, la ira y la violencia que contiene la imagen, también mítica, de la furia española (1996: 186).
La relación entre España y Cataluña no fue representada sólo como un contraste entre dos formas de ser, sino más bien en términos de implicación directa, siguiendo los parámetros del discurso catalanista que establecen que Cataluña es el agente de la modernización de España. De este modo, Berga declaraba que ‘los catalanes son el motor de la selección como Cataluña lo es de España’ (Berga, 2010); y ahondando en la misma idea, Grau argumentaba que la victoria final de España se había debido a la sustitución de la Furia por los valores del equipo catalán: ‘la furia fue una decepción una y otra vez y el mundial lo han ganado siguiendo el modelo Barça y utilizando los jugadores del Barça’ (Grau, 2010b).
Igualmente, frente al estilo directo y agresivo supuestamente tradicional de la selección española, Muntada declaraba que el mérito de la victoria estaba en los valores aportados por el Barcelona, a saber:
juego de equipo, solidaridad y generosidad en el trabajo colectivo […] formación, estudio, régimen de convivencia entre chicos jóvenes que aunque no todos llegan al primer equipo… todos salen con un sello de calidad humana y profesional, el honoris causa de la excelencia (Muntada, 2010).
Como en el extracto de Grau visto anteriormente, los conceptos de ‘solidaridad’, ‘trabajo colectivo’, ‘convivencia’ y la ‘calidad humana’, reforzaban la idea de una Cataluña cohesionada y sosegada, donde priman los valores positivistas del ‘estudio’, ‘la formación’ y la ‘calidad profesional’, opuestos a la noción de furia española, descontrolada e inútil en términos de excelencia.
Este papel de actor de cambio fue asignado asimismo a jugadores concretos. En ese sentido, Iniesta (jugador del Barça, pero, no catalán sino castellano-manchego),
forma parte del grupo de jugadores que han lavado la cara a la selección española. Le han quitado el polvo, la suciedad, el referente de la caspa (7)… y la han sacudido hasta convertirla en un espectáculo agradable a todos los ojos, de amor a la pelota a partir de la consciencia de que se puede ganar siendo mejores (Colomé, 2010).
La evaluación contrastiva realizada en este corto pasaje es contundente: Iniesta (vehículo de los valores del Barça) es presentado como agente de transformación de una selección española de aspecto y juego ásperos, asociada a las nociones de bazofia (‘lavar la cara’, ‘suciedad’) y falta de sofisticación (‘caspa’), que contrasta con los valores de calidad, hermosura y amabilidad aportados por el equipo catalán.
Asimismo, Colomé i Batllé, reiteraba la idea del triunfo de la destreza, la calidad estilística y la moderación (el seny) de Cataluña sobre la energía bruta española:
España continúa sacando rédito del sello Barça, del amor por la posesión del balón y de la apuesta por la técnica en lugar de la fuerza. La furia ha dado paso al seny a medida que la roja (8) se ha teñido de blaugrana (Colomé i Batllé, 2010).
En términos similares, Toni Brossa (2010) afirmaba que la selección española ‘no es la del toro, la furia… sino la del talento, el trabajo y la estrategia’, añadiendo al contraste visto en anteriores extractos, las nociones del esfuerzo y el trabajo catalanes, valores que según el discurso catalanista diferencian a la Cataluña industriosa de la España indolente.
Oliveras i Costa (2010) llegó a ver en la contribución del Barça un punto de inflexión de orden simbólico-político, al aportar al equipo ‘un plus’ que le permitía romper ‘con la imagen de un pasado demasiado cercano’ (es decir, el pasado franquista) y darle ‘la vuelta’.
Esta transformación catalanizante no constituía suficiente motivo para la identificación con el equipo. Como máximo, y siempre debido a la impronta del Barca, algunos articulistas hablaron de la ‘esquizofrenia’ (Oliveras i Costa, 2010; Merino, 2010; Padilla, 2010a), del ‘gusto agridulce y sentimiento ambivalente’ (Oliveras i Costa, 2010), del ‘conflicto emocional’ (Boet, 2010), del sentimiento ‘amor/odio’ y de las ‘contradicciones’ (Oliveras i Costa, 2010) y de los ‘corazones desconcertados’ (Ramionet, 2010) de muchos catalanes ante los triunfos de la selección española.
Como se verá a continuación, la tendencia general fue de rechazo, siguiendo argumentaciones tomadas del discurso catalanista referentes al campo de la política y de las relaciones económicas entre Cataluña y el resto de España. Todas las citas del corpus que encierran estos razonamientos se presentan en la siguiente sección.
3. LA SELECCIÓN COMO SÍMBOLO DEL ESTADO
3.1. El arma de un nacionalismo subyugador
En ocasiones, el rechazo de la selección fue expresado de manera inequívoca. Olga Merino (2010) se contaba a sí misma entre ‘los que no tenemos selección’; y Alex Ochoa (2010) afirmaba que el equipo español ‘[N]o es nuestra selección, sencillamente’. En otros momentos, la estrategia seguida para establecer distancias con el equipo español se basaba en una cuidadosa elección de sus calificadores adjetivales. En efecto, para ElPunt/Avui+, el equipo español nunca era ‘la selección nacional’, evitándose así las connotaciones emocionales que el término nación conlleva. Recuérdese que para el discurso nacionalista catalán, la única nación es la catalana.
Esta identificación entre nación y sentimiento quedaba plasmada por Ferrer (2010), para quien ante el Mundial ‘quedamos indiferentes porque… nuestra selección nacional [no] está ahí’. Xevi Xirgo (2010) expresaba la relación entre nación y sentimiento de esta forma:
Mi selección no es la española, a mí cuando juega no me invade ninguna emoción especial…y por tanto miro los partidos con la misma emoción con que veo a mis hijos jugar a la PlayStation…
ElPunt/Avui+ se decantaba por calificadores referentes al Estado (debido a sus connotaciones administrativas, políticas y no sentimentales que el vocablo y el concepto implican). De esa forma, se hablaba del ‘fútbol estatal’ (Padilla, 2010b), ‘el equipo estatal’ (Muntada, 2010; Raymundo y Tortajada, 2010; Padilla, 2010b, Colomé Batllé, 2010), ‘el combinado estatal’ (Raymundo y Tortajada, 2010; Ochoa, 2010), o ‘el once estatal’ (Colomé Batllé, 2010).
Este estado español desprovisto de componente sentimental fue, además, acusado de realizar un uso político-nacionalista de la selección española. En ese sentido se deben interpretar las palabras de Riera Font (2010) al señalar que ‘los que dicen que no se han de mezclar el deporte con la política son los que mezclan más la política con el deporte… Hablamos de España, claro está’. Según Cruanyes (2010), con el mundial de fútbol se volvió ‘a descubrir que el fútbol continúa siendo, también, política. Es identidad nacional. Es uno de los símbolos patrióticos más eficaces’. Y en términos casi idénticos Villatoro (2010) afirmaba que ‘el fútbol de selección es también o sobre todo política’. En la misma línea, según el escritor y columnista Alzamora (2010), la instalación de una pantalla en la Plaza de España de Barcelona a instancias del Partido Popular de Cataluña, ‘no se trataba de ninguna reclamación deportiva… sino puramente política’ con el objetivo ‘de exaltar la celebración nacional (y nacionalista)’.
Este juicio negativo conllevaba dos conceptos interrelacionados axiomáticos del nacionalismo catalán: a) la existencia de un nacionalismo español; y b) el rechazo de los españoles a reconocer su existencia. Veamos de qué forma se usó en el corpus analizado la selección de fútbol para expresar estas ideas.
El columnista Xirgo (2010) apuntaba irónicamente que ‘si aplaudo las derrotas [de la selección española] no es porque esté harto de los nacionalistas españoles (que ustedes ya saben que ellos no son nacionalistas, que eso los somos nosotros)…’ Picó (2010), por su parte, reclamaba que ‘todos’ (centralistas y periféricos) ‘somos nacionalistas’. Y Ramionet se mofaba de los hinchas de la selección, a los que denominaba ‘esos no-nacionalistas (que a veces hablan de nosotros como si fuésemos cavernícolas) pegados a la bicolor (9) con la cara encendida’ (2010). Insistiendo en la misma idea, Suay (2010) expresaba el deseo de que esas personas ‘que ahora cuelgan sus banderas en el balcón no vuelvan nunca más a la absurda pretensión de presentarse como no-nacionalistas’.
Objetivo principal de las acusaciones de nacionalismo fueron los medios de comunicación españoles, a quienes se presentó como valedores de un nacionalismo fanático (10). Para Ramionet (2010), los medios de comunicación españoles siguen los partidos con los ánimos tan ‘excitados’ que les hacen parecer ‘haber salido directamente de una tribu visigoda’ (11); y les acusaba igualmente de mostrar un patriotismo ‘ridículo’ que ama ‘la agitación’. La manera de los comentaristas deportivos de celebrar los partidos fue calificada de ‘chulería rumbosa’ y ‘grotesca’; y el lamento tras las derrotas como ‘pataleta desconsolada y autodestructiva’ (Ramionet, 2010). Artigas (2010) hablaba de ‘una orgía de orgullo patriótico’ en las televisiones españolas, calificadas de ‘enfervorecidas’ y de ‘inmersas en un fervor patriótico’. En la misma vena detractora, Sanchis (2010b), calificaba a los medios españoles de ‘exagerados’ por su manera supuestamente desmedida de celebrar los triunfos. Para Muntada (2010), los diarios españoles se comportaban como ‘exaltados fanáticos’, daban muestras de ‘histerismos histriónicos’ y, más siniestramente, los acusaba de ‘patriotismo agresivo de horizonte genocida’ (12).
Este nacionalismo español fue, además, categorizado como impositivo y erosionador de las diferencias y aspiraciones políticas sub-estatales; y la selección de fútbol, como su arma política. Merino (2010) acusaba a algunos de los comentaristas televisivos de ser ‘antibarcelonistas y anticalanes (13)’. Con ironía, Ramionet (2010) denominaba al equipo español ‘la selección indisoluble’, un calificativo extrapolado del artículo VIII de la Constitución con que se define a España, altamente contestado por el nacionalismo periférico.
La reprobación del nacionalismo español como movimiento político agresivo con la periferia fue expresada también por Alzamora (2010), para quien,
en el mundo aún queda algún nacionalismo que nunca se resigna a ser sólo banal (14), y también alguna identidad nacional que no es nada líquida sino más bien rocosa e invasiva.
Tal concepción del nacionalismo español como duro (rocoso), asaltador de las soberanías ajenas (invasivo) y confrontativo, vino apoyada por otros columnistas. Para Villatoro, el apoyo de las instancias del gobierno central a la selección constituía un reflejo de la necesidad de España de tener un ‘estado musculado’ (Villatoro, 2010a) para hacer frente a las aspiraciones del nacionalismo periférico. El propio Villatoro volvía a denunciar en otro artículo que ‘hay un uso político de la selección española para excitar un sentimiento nacionalista. Y el nacionalismo español se ha construido en la confrontación con los nacionalismos periféricos’ (Villatoro, 2010b). Cuando tras el partido final varios jugadores catalanes portaron señeras, Villatoro sugería que aquel era un gesto ‘útil y valioso. Al menos porque desactiva o dificulta el uso de la euforia por la roja contra el hecho catalán’ (Villatoro, 2010c, el énfasis es mío). Dos días antes de la final del campeonato, un artículo sin firma (y por tanto opinión del diario) apuntalaba la misma idea: ‘sectores españolistas […] aprovechan el éxito del espejismo de la selección nacional para intentar contrapesar los símbolos de nuestra identidad’ (ElPunt/Avui+, 2011a).
Aparte de ‘contrario’ al nacionalismo catalán, a Cataluña, a su cultura y a sus aspiraciones políticas, la selección fue presentada como arma política de un nacionalismo español subyugador. Así, para Riera Font (2010) la selección no constituía un elemento ‘de cohesión, sino una arma de sumisión’. Igualmente, para Miquel Riera (2010), el ‘estado del equipo español no para de humillar a sus ciudadanos’ y es por eso que el apoyo catalán al equipo era considerado imposible. Por su parte, Brosa (2010) identificaba a la roja con una España en la que Cataluña está ‘sometida’, ‘humillada’ y ‘linchada verbalmente un día sí y el otro también’. Sayrach, en un artículo titulado ‘Contra España’ advertía antes de la final del campeonato que si España ganaba el mundial las calles de Cataluña se llenarían de banderas que ‘enarbolan las fuerzas opresoras, las que según la Constitución, se opondrán, con las armas! (15), a que podamos proclamarnos independientes’ (Sayrach, 2010, el signo de admiración aparece en el original).
Para Romero (2010) España pretende subyugar a Cataluña impidiendo que su selección participe en acontecimientos deportivos, y por ello indicaba que:
no podré sentirme indiferente delante de un éxito de ninguna selección española mientras continúe viendo en esta camiseta y aquel escudo la simbología que usan los que quieren – y de momento pueden – impedir que mi selección y la mayoría de los catalanes […] compita en igualdad de condiciones (Romero, 2010).
Ahondando en la misma idea, Sayrach (2010) denunciaba que ‘en Cataluña no se nos permite tener una selección propia jugando en una competición internacional… aquí todos somos españoles, te guste o no, sin poder ser catalanes en el campo deportivo internacional’. También Oliveras i Costa (2010) justificaba la desafección catalana hacia la selección argumentando que ‘es difícil que Cataluña haga suya la roja cuando la selección española es una imposición que anula las aspiraciones de todos los que quieren el pleno desarrollo de la selección catalana.’ Merino (2010) repetía esa misma idea: ‘aunque juegue bien, ser de la selección española me resulta complicado; España impide que mi país tenga selección propia y, además, aprovecha el fútbol para su propaganda nacionalista’.
3.2. La Selección de un estado expoliador y desagradecido
Aparte de las argumentaciones políticas ya consideradas, los colaboradores de ElPunt/Avui+ justificaron la distancia con la selección española blandiendo motivos evocadores del debate económico. Así, la contribución del Barça a la selección fue ampliamente interpretada como trasunto de la relación económica entre Cataluña y el resto de España, basada (según el ideario catalanista) en la explotación y el abuso. De esa forma, Grau (2010) consideraba el estilo de juego de la selección como una ‘apropiación de una manera de jugar’. Berga (2010), por su parte, sentía que ‘la sensación de trabajar para otros se nos hace más agobiante que nunca’; Ochoa (2010) opinaba que el potencial de buenas generaciones de futbolistas ‘las están aprovechando otros’, y Cuyás (2010) se lamentaba de que el Barça estaba trabajando ‘a favor de España’.
Además de la representación del Estado español como confiscador de los bienes de deportivos de Cataluña, se diseminó la idea de España como país ingrato y ruin, incapaz de reconocer la aportación catalana. En este aspecto, los medios de comunicación españoles no catalanes se convirtieron en blanco particular de crítica. En efecto, Merino (2010) los acusaba porque ‘silencian el hecho de que estos jugadores son del Barça (16)’. Para Romero (2010), ‘la contribución catalana y blaugrana ha sido tan evidente que hasta ha molestado a los irreductibles esencialistas viscerales de siempre’; y según Bataller (2010), el Barça proporcionaba el estilo de la selección ‘aunque desde Madrid no lo quieran acabar de aceptar’. Grau (2010) igualmente detectaba una resistencia por parte de los medios a aceptar el modelo Barça – ‘lo padecen más que lo disfrutan’.
En caso de reconocer la impronta del Barça (como cuando Puyol marcó el gol de la victoria contra Alemania), Merino (2010) cargaba contra la prensa y televisión españolas por identificar a los jugadores catalanes con el concepto de Furia, asimilándolos de esa manera a España y anulando todo trazo de catalanidad. Berga reiteraba esta noción de ingratitud al afirmar que ‘la España agresiva de los diarios excluyentes no entiende de generosidad’ (2010), por no agradecer públicamente la aportación catalana. Y por idénticos motivos, Muntada denunciaba la ‘mezquindad españolista’ en contraposición a la generosidad catalana (17) (2010).
4. ANÁLISIS TEXTUAL – LA CATALUÑA VIOLADA
En esta sección se ofrece el análisis de un texto concreto que se ha elegido por expresar de manera compacta gran parte del discurso de ElPunt/Avui+ sobre los siguientes puntos:
a) las relaciones entre Cataluña y el resto de España;
b) la identidades catalana y española,
y (como corolario),
c) los motivos contra la identificación con la selección española de fútbol.
Como se tratará de mostrar, en este texto las relaciones Cataluña-España vinieron formuladas metafóricamente en términos de ‘violación’, entendida de manera general como una transgresión o quebrantamiento, pero más específicamente como un ataque sexual. Es importante señalar que en todo acto de violación (sea del tipo que sea) el agresor intenta menoscabar la dignidad y la identidad de la víctima y atentar contra su libertad.
‘Se enamora con palabras’. (J.M. Solé i Sabaté).
- No aprenderán nunca. Tienen que imponer, gritar de manera
- histérica, hasta llegar a ofender, pero nunca intentan seducir,
- susurrar, cautivar con la dulzura de las expresiones. Todo es
- rancio, casposo y agresivo. Es la manera de actuar mayoritaria
- de los medios españoles con su selección. Y mira que pocas
- veces lo tendrán mejor; los aficionados catalanes queremos
- que los jugadores que animamos partido tras partido con el
- Barça, jueguen bien y, además, esperamos que nos digan que
- Respetarán nuestra visión contradictoria de la selección roja (18)
- Pero nada. Gritos torpes, parcialidad escandalosa, violación
- del concepto de fútbol.
- No podemos estar a favor de todo lo que nos recuerda la
- exclusión, la intolerancia, la sublimación de la bandera
- franquista por el toro, animal precioso, que es usado como
- símbolo de la España de siempre.
- No entienden, no quieren entender, aunque saben que las
- palabras expresan sentimientos. Que detrás de la constante
- grosería patriotera, la mayoría de los catalanes que
- defendemos la nación que somos, a pesar del Constitucional y
- la celebración en la plaza de toros de Sevilla, vemos la
- negación de nuestra lengua y cultura, la violencia secular
- contra nuestros derechos seguida del empobrecimiento del
- país con el espolio constante.
- ¿Cambiarán algún día? No, nunca, es incompatible con su
- manera de ser. Hacerlo querría decir aceptar la pluralidad, la
- diferencia, nuestra cultura con igualdad de derechos de la
- suya, el triunfo verdadero de la democracia. Respetar el
- derecho que tenemos a decidir, que día a día, pobres sordos,
- nos niegan. Pero hoy, contra Portugal o mañana contra toda
- Europa, decir la nuestra, ser como libremente elegimos
- avanzará. Más allá del fútbol, un juego precioso es ensuciado
- por tantos gritones, se hace evidente que todo lo que no es
- voluntario es obligado y, desde la violación, nunca se puede
- enamorar a nadie (Solé i Sabaté, 2010a)
Antes de continuar es preciso indicar que, siguiendo el enfoque cognitivo desarrollado por Lakoff, Johnson y Turner (1980: 5), se entiende que ‘la esencia de la metáfora es comprender y experimentar una cosa según los términos de otra’ (19). Wilson (1990: 104) estima que las metáforas pueden ayudar en la comprensión de argumentaciones políticas complejas (Wilson, 1990: 104); pero además de esta función auxiliar pueden contener un fuerte componente ideológico. Como afirman Semino y Masci, la metáfora en el discurso mediático y político puede tener una enorme influencia en la manera en que se conceptualizan aspectos sensibles y controvertidos de la realidad (Samino y Masci, 1996: 243). Y es que se puede concluir con Ashkeave que ‘las metáforas son parte de la ideología, reflejan la manera en que conceptualizamos el mundo en que vivimos, cómo percibimos las cosas en el ámbito personal, en nuestra familia y en nuestra sociedad’ (Ashkeave, 2004: 18) (20).
Es importante señalar otro elemento teórico esencial para este análisis: el potencial narrativo de las metáforas, es decir, las estructuras narrativas y de reparto de roles actanciales que éstas pueden ofrecer para la interpretación de la realidad. Ciertamente, como indican Dunfold y Palmer (1996: 96), las metáforas ‘pueden definir la naturaleza de la situación, los roles respectivos de los actores principales’. (21). Con la interpretación en términos de violación se creó una narrativa cuyos roles eran la España agresora y la Cataluña víctima. Es preciso notar que en el texto, ‘España’ es sólo mencionada en una ocasión como tal, pero queda representada por importantes pilares de su sociedad civil (los medios de comunicación) y del Estado (el Tribunal constitucional, cuya sentencia sobre el Estatut, recordemos, fue interpretada como un ataque a Cataluña). Cataluña, por su parte, está representada a través de pronombres (‘nosotros’), posesivos (‘nuestra lengua’…) o grupos nominales de orden metonímico (‘los aficionados catalanes’).
La primera indicación de la articulación de la relación Cataluña-España en términos eróticos aparece en el título: ‘Se enamora con palabras’. Este encabezamiento debe entenderse como una especie de máxima del arte amatoria que, según el autor, España en su relación con Cataluña prefiere ignorar en favor de una relación intimidatoria y violenta. En efecto, ya en las tres primeras frases del artículo se especifican las condiciones que facilitan el amor consentido: la seducción, el susurro y el cautiverio amoroso. Estas tres acciones llevan implícitas, a su vez, unas nociones muy específicas sobre las intenciones y el modo de relacionarse de los amantes. ‘Susurrar’ implica afecto; ‘seducir’ acarrea un intento de persuadir, de convencer, normalmente con un fin sexual, es decir, de unión; cautivar implica ganarse a alguien – por medio de la palabra en este contexto (22).
Frente a estas acciones regidas por la ternura y la suavidad de las palabras persuasivas, España ofrece lo opuesto: el ataque sexual (‘nunca intentan susurrar, seducir, cautivar’ (líneas 2 y 3) – un asalto determinado por la imposición a través del grito histérico y ofensivo, la agresividad y la coacción (línea 10).
Una vez establecida la relación sexual violenta como metáfora principal, el resto del texto concretiza los sujetos sobre los que se realiza el ataque. El vocablo ‘violación’ aparece ya en el primer párrafo (línea 10), en el que, según el autor, los comentarios de los medios de comunicación españoles son una ‘violación del concepto de fútbol’. La misma idea de abuso del deporte se repite al final, donde el fútbol es denominado ‘un juego precioso ensuciado por tantos gritones’ (líneas 31-32). Es conveniente fijarse en la elección léxica de este grupo nominal, que establece un fuerte contraste entre la belleza y delicadeza del fútbol (‘precioso’) y la vulgaridad deshonrante de los medios de comunicación españoles. No quedan explícitos los valores deportivos transgredidos, pero, recurriendo al corpus analizado para este artículo se puede aventurar sin miedo a equivocarse que se alude a los estándares establecidos por el Barça como símbolo de Cataluña.
Estos mismos medios ofrecen asimismo una ‘parcialidad escandalosa’ (línea 10), es decir, violentan la verdad al presentar una versión sesgada de las cosas. De nuevo, aquí es justificado pensar que esta transgresión se refiere a la predisposición de los medios a ponerse de lado del equipo español (23); o a su supuesta tendencia a obscurecer la aportación del Barça a la selección española que otros columnistas también denunciaban.
Estos dos supuestos atropellos españoles constituyen un ataque a valores presentados como universales (‘el concepto de fútbol’, ‘la verdad’); sin embargo, más adelante, la víctima está más concretizada en la figura de Cataluña. En efecto, en el penúltimo párrafo, el autor acusa a España (a través del Tribunal Constitucional) de ‘la violencia secular contra nuestros derechos’ (línea 21-22) – una violencia que atenta contra la dignidad política. Igualmente, el autor hace alusión a la ‘negación de nuestra lengua y nuestra cultura’ (línea 21), lo cual constituye un intento de eliminación de la identidad. Por último, el ‘espolio constante’ (línea 23) al que supuestamente España somete a Cataluña supone un acto de violencia económica.
Como agresor, a España se le retira cualquier justificación o atenuante por potencial ignorancia. Así se debe entender el inicio del tercer párrafo, en que el autor se autocorrige: ‘no entienden, no quieren entender, aunque lo saben, que las palabras expresan siempre sentimientos’ (líneas 16-17). A España se le representa, pues, como un malhechor a sabiendas. Además, como agresor sexual, España es caracterizada como ‘un viejo verde franquista’. A esta conclusión se llega por el uso de los adjetivos que modifican su modo de actuar, calificado de ‘rancio’ y ‘casposo’ (línea 4). Es bueno precisar que ‘rancio’ (cuya definición de diccionario se refiere a ‘las cosas y costumbres antiguas y de la persona apegada a ellas’) y la ‘caspa’, son depositarios de una configuración de valores metafóricos relacionados con lo antiguo, la falta de sofisticación y lo primitivo. Estas nociones están, a su vez, asociadas a la España franquista que, según el autor, sigue viva; de ahí la referencia a ‘la España de siempre’ (línea 15) y su ‘bandera franquista’ (línea 12) que recuerda a ‘la exclusión, la intolerancia’ (línea 13).
Redundando en la idea de su carácter agresor, es interesante notar el abuso que, según el autor, España hace de uno de sus propios símbolos. En efecto, el toro (un símbolo no oficial, eso sí) es determinado como un ‘animal precioso’ (24), es decir, un ser bello y frágil, explotado por un país violento, antiguo, de fuerza bruta. De esa manera el toro se convierte en otra víctima de España de la misma forma que lo es Cataluña.
A pesar de no estar explícito, es justificado pensar que el texto ofrece una repartición de papeles en términos de género. En efecto, si España se comporta como un viejo verde agresor, Cataluña es la mujer bella y frágil, que como el concepto de fútbol y el toro, es víctima de la brutalidad española. Para aclarar más esta idea es útil recurrir a citas de otros textos analizados para este estudio. Para Pairolí (2010), los españoles ‘vienen de aquella tradición… de la casta y la furia, y no de esta mariconada del tiqui-taca (25). Tienen una concepción testicular del fútbol’. Grau (2010b), por su parte, calificaba a los españoles como ‘testósteronicos’ y Ramionet (2010) los representaba como movidos por ‘la testosterona’.
Por lo que se refiere a Cataluña, el autor alude a su predisposición a ser seducida por España, una idea expresada ya en el primer párrafo. En efecto, el autor estima que dada la similitud entre la selección española y el Barça, ‘pocas veces lo tendrán mejor…’ (líneas 5 y 6). Pero la oportunidad ha sido desperdiciada por España: ‘Pero nada’ (línea 10). La ubicación de esta idea al principio del texto hace realzar la noción de que la falta de entendimiento entre Cataluña y el resto de España se debe a la actitud de los españoles, que no han sabido aprovechar la ocasión de enamorar y atraerse a Cataluña. Para mayor efecto acusador, el texto también plantea tres requisitos necesarios para que Cataluña dé su beneplácito a la unión sexual consentida con España: el respeto a la identidad, la igualdad y la libertad (que son justamente los derechos quebrantados en una violación sexual). Estos son los requisitos:
a) En cuanto a la identidad, el autor declara: ‘esperamos que nos digan que respetarán nuestra contradictoria visión de la selección roja’ – es decir, respeto a la manera de ser diferenciada (líneas 8 y 9). Las referencias a la ‘pluralidad’ y a la ‘diferencia’ (línea 25-26) redundan en la misma idea de identidad propia.
b) En lo que concierne a la igualdad, se exige que la cultura catalana sea tratada ‘con igualdad de derechos que la suya’ (línea 26).
c) Finalmente, se demanda el respeto a la libertad (‘el derecho a decidir’, línea 28) sobre el propio destino.
Ante el incumplimiento de estas condiciones, a Cataluña se le caracteriza como la víctima cuya forma de protegerse de los zarpazos de una España patriotera y violenta es el rechazo de los símbolos/armas del agresor (su bandera, su selección) y la defensa de su propio estatus de nación (con las connotaciones de identidad diferenciada, dignidad y libertad que el concepto implica).
Finalmente, el texto proyecta esta relación de violación hacia un porvenir donde nada va a cambiar. En efecto, España queda representada como atrapada por su propia manera de ser: ‘tienen que imponer, gritar de manera histérica…’ (líneas 1-2, el énfasis es mío) porque cambiar ‘es incompatible con su manera de ser’ (línea 24-25). Esta obligatoriedad viene expresada igualmente por dos verbos en tiempo futuro: ‘No aprenderán nunca’ (línea 1) y la pregunta retórica cuya respuesta es no: ‘¿Cambiarán algún día?’ (línea 24). Según señala Benveniste (1971) el futuro en francés (y también en catalán o castellano) ‘is only a present projected toward the future; it implies prescription, obligation, and certitude, which are objective modalities, not historical categories’. La ubicación de estos dos verbos en tiempo futuro al inicio del primer y último párrafos emiten un mensaje de importancia crucial para el texto: España se comporta como un violador viejo, antiguo, grosero… y Cataluña tiene la certeza absoluta de que España no cambiará porque se siente impelida a actuar así por propia naturaleza.
5. CONCLUSIÓN
Como indica Strinati, la lucha por la hegemonía política se puede llevar a cabo en diferentes ámbitos de la cultura (2000: 174). Esta noción abre el campo de análisis de la ideología a áreas como el deporte (Archetti, 1994: 239; Goldust, 1987: 117-125). En efecto, como se establecía en la hipótesis de trabajo con que se iniciaba esta investigación, se ha mostrado que la selección española constituyó en ElPunt/Avui+ el material básico para la generación de un discurso de orden identitario y político (casi un tratado político, como se decía al inicio) específicamente sobre la concepción del Estado español y la relación entre Cataluña y el resto de España. A lo largo de este trabajo se ha desglosado minuciosamente el discurso con el que ElPunt/Avui+ rechazaba la selección española de fútbol por constituir, en opinión del diario, un potente símbolo de un estado nacionalista, subyugador, expoliador y desagradecido a pesar de su ‘catalanidad’; un discurso acorde con los principios axiomáticos del catalanismo contrario a la idea de pertenencia a España. Se ha mostrado la tendencia a presentar las identidades española y catalanas como contrapuestas: una España fanática, exaltada, excluyente e intolerante frente a una Cataluña moderada, trabajadora, bien cohesionada y calmada.
El marco interpretativo elegido tomaba la forma de una narrativa en la que a España se le asignaba un papel de verdugo y a Cataluña, el de víctima. El análisis del texto ‘Se enamora con palabras’ ha puesto de relieve una turbadora metaforización de la relación Cataluña/España en términos de violación; una inquietante exégesis que no era aislada: en no pocas ocasiones en el corpus se acusó a España de crear confrontación y hasta de ser potencialmente ‘genocida’. Con este recurso a la noción de violencia se argumentaba en última instancia la falta de legitimidad del Estado español y dejaban fuera cualquier consenso o entendimiento futuros.
Las consideraciones finales de este artículo se reservan para una pregunta: ¿Qué porvenir deparaba ElPunt/Avui+ a esta relación considerada tan ‘perversa’? Si el texto analizado proyectaba un futuro de imposible acuerdo, es preciso señalar que no todos los comentaristas coincidieron con este análisis. El propio Solé i Sabaté (autor del texto analizado en más detalle), por ejemplo, evitaba en otro artículo (2010b) posiciones maximalistas y dejaba la puerta abierta al entendimiento al declarar que
no todo el mundo es igual en España. La prensa y el Estado rancio imperial español tienen el poder y la fuerza bruta, pero el espíritu democrático, también de los españoles, supera estos esquemas del siglo pasado. En el siglo XXI, la fuerza es la gente. También en España hay quien sabe reconocer el espíritu de la Masía (26), el talante catalán, la justicia de querer ser como queremos.
Soler, por su parte, argumentaba que el campeonato del mundo se había ganado en parte ‘gracias a la voluntad de entenderse olvidando las diferencias’ (Jordi Soler, 2010). Asimismo, Trullén defendía que ‘se está asistiendo al reconocimiento de Cataluña en diferentes campos’ – el económico, el financiero y el deportivo – y consideraba la portada de As mencionada anteriormente como un ‘sorprendente reconocimiento’, el reflejo de un ‘cambio significativo’, de una ‘nueva percepción’ de la importancia de Cataluña para el resto de España.
Otros autores se mostraban más reticentes. Lluis Foix alababa que ‘la unidad para obtener un objetivo común que han exhibido los jugadores de la roja, la mayoría de Barça, es muy positiva’; sin embargo, apuntaba que ‘la unidad sólo se puede considerar si se contempla la pluralidad de las Españas’, una pluralidad que, según Foix, la sentencia del Tribunal Constitucional había denegado y que el triunfo de una selección catalanizada no redimía en absoluto (Foix, 2010).
Como ha mostrado este artículo, esta aceptación de la idea de unidad fue sobrepasada en número de ocurrencias textuales por aquellos artículos en que primaban los argumentos que defendían la existencia de identidades opuestas que hacían imposible ya el acuerdo. Según este punto de vista, la sentencia del Tribunal Constitucional establecía un punto de inflexión en la relación con España ya imposible de desandar. En ese sentido, Santos (2010) declaraba que ‘ni tan siquiera portadas amparándose en palabras catalanas («Visca España») (27) sirven de desagravio para tanta ofensa en estos últimos años’. Oliveras i Costa aducía que es ‘inviable’ ser catalán y apoyar a la selección. Para Cortadellas, era imposible ya ‘un futuro en que parecía que se podía ser al mismo tiempo del Barça y de la selección española, hablar catalán y sentirse orgulloso del otro idioma (28)’ y culpaba al Tribunal Constitucional de colocar a los catalanes en bandos encontrados:
los de la derecha inmovilista y franquista, en el [bando] de los españoles; los radicales, en el de los catalanes, y los que pensaban que estaban entre los dos, en el de los que todavía se tienen que decidir. Y eso es sencillo: sólo cabe elegir entre estas dos (Cortadellas, 2010).
La imposibilidad de una vía intermedia era reiterada por Alzamora, para quien se había producido la ‘liquidación del Estatuto’ (2010c); y por Castillo, que anunciaba el ‘fracaso del modelo autonómico’ y el también del federalismo, que considera ‘que la vía española es posible’ (Castillo, 2010).
El discurso de ElPunt/Avui+ apuntaba a la anulación de la vocación española de Cataluña, del fin de validez de lo que se ha dado en llamar la ‘oferta catalana’ (Tussell, 1998: 19), esto es, la pretensión de regenerar y transformar España para hacerla más acorde con la doble aspiración catalanista de máxima autonomía y de intervención directa en los asuntos del Estado español. Ese ‘encaje’ de Cataluña por la vía federal o autonómica, se anunciaba muerto. La selección española se convertía así en recurso de articulación de la idea, expresada, entre otros, por Brossa (2010), de que ‘la mejor decisión para la supervivencia y prosperidad de Cataluña es liberarse de España’.
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XIRGO, X. (2010): Espanya FC. El Punt/Avui+ [en línea]. 4 julio 2010 [Consulta: 4 julio 2010]. <http://www.elpuntavui.cat/noticia/article/7-vista/8-articles/190521-lapunt.html>
Breve semblanza biográfica del autor
Fernando León Solís obtuvo su doctorado en Glasgow Caledonian University y es profesor de español en University of the West of Scotland. Sus investigaciones académicas se encuentran dentro del campo de los estudios culturales, con un enfoque especial en la construcción de identidades nacionales en los medios de comunicación. Su libro Negotiating Spain and Catalonia: Competing Discourses of National Identity está publicado por Intellect.
(1) La versión digital del diario (resultado de la fusión entre El Punt y Avui en 2009) ya aparecía unificada en 2010 bajo la cabecera El Punt/Avui+, mientras que las versiones en papel se publicaban aún por separado. Según los datos de la OJD (www.ojd.es) la tirada media de Avui en 2010 fue de 33.807, con una difusión de 24.328. Los datos de El Punt eran de 28.3010 y 21.487, respectivamente. En cuanto a las cifras de lectura de ambos diarios (basados en entrevistas en los hogares) el EGM (http://www.aimc.es) asignaba 109.000 a Avui y 148.000 a El Punt.
(2) Es importante notar que este discurso contradecía las masivas celebraciones de los triunfos de la selección en Cataluña, un hecho que fue reconocido ampliamente en el diario. Por motivos de espacio este punto del discurso sólo puede ser mencionado en este artículo.
(3) Estas tres ideas – la impronta del Barça, su importancia crucial y la ‘catalanidad’ de sus jugadores – fueron expresadas diecinueve veces en todo el corpus, por un total de diez autores diferentes. Por motivos de espacio, aquí sólo se ofrece una muestra representativa.
(4) Estos textos fueron visuales y escritos. Aquí se estudian sólo textos escritos, más concretamente columnas de opinión.
(5) Desde otras posiciones ideológicas la Furia no está relacionada con estos valores negativos, sino con la noción de fuerza, tesón y perseverancia en el esfuerzo.
(6) Camacho es ex entrenador de la selección española y en 2010 comentarista deportivo de Telecinco. Ahondando en la misma idea, Jordi Basté lo llamaba ‘rupestre’ y ‘hooligan del micrófono’ (Basté, 2010).
(7) ‘La caspa’ forma también parte del universo ideológico del pasado español, franquista y poco sofisticado.
(8) En castellano y en cursiva en el original.
(9) Es decir, la bandera española.
(10) Cabe notar que los hinchas españoles de la selección, tanto de dentro como de fuera de Cataluña, fueron igualmente asociados con el fanatismo y la furia. Por falta de espacio, este elemento del discurso se ha dejado fuera de este estudio.
(11) A los visigodos se les atribuye haber unificado España después de la descomposición del Imperio Romano.
(12) Es difícil saber qué tipo de sacrificio humano tenía Muntada en mente al escribir estas ominosas palabras.
(13) La idea del anticatalanismo y anti-barcelonismo de los medios es una acusación realmente difícil de probar, sobre todo teniendo en cuenta el número de locutores catalanes en medios de toda España.
(14) El nacionalismo banal, concepto ideado por Michael Billig (1995), se refiere a los mecanismos cotidianos que hacen parecer natural la identificación con la nación. Estos mecanismos están presentes en la alta política pero también en la estructura de los periódicos, el deporte, el uso de banderas etc.
(15) Esta es una referencia a la función constitucional del ejército español como garante de la unidad de España.
(16) Esta acusación es probablemente falsa o, cuando menos, imposible de probar.
(17) La veracidad o la falsedad de las denuncias de abuso, ingratitud o de falta de reconocimiento de la contribución catalana a la selección española son imposibles de probar y, por lo demás, no son el objetivo de este estudio, centrado en los elementos que articulan el discurso de ElPunt/Avui+ en torno a la selección de fútbol, y no en su verisimilitud. Cabe decir que en medios de otras regiones no se exige el reconocimiento público de la contribución de sus clubes o de sus jugadores a los éxitos del equipo nacional.
(18) En castellano en el texto original.
(19) El texto original es: ‘the essence of metaphor is understanding and experiencing one kind of thing in terms of another’ Johnson and Turner (1980: 5). Traducido por mí.
(20) ‘metaphors are part of ideology, they reflect the way we conceptualise the world we live in, how we perceive things personally, in our family, in our society’ (Ashkeave, 2004: 18). Traducido por mí.
(21) ‘may define the nature of the situation, the respective roles of the key actors and the proper procedures or even outcomes to be followed/attained’ (Dunfold y Palmer, 1996: 96). Traducido por mí.
(22) Hay que señalar que el amor como metáfora de la relación España/Cataluña no se limitó a este texto. Iu Forn argumentaba, por ejemplo, que la sentencia del Estatut era evidencia clara de que los españoles ‘no nos quieren’ (Iu Forn, 2010b).
(23) Algo normal en todos los países, por otra parte.
(24) Nótese la reiteración sintáctica en ‘un juego precioso’ en la línea 31 con que se insiste en la idea de que todo lo que España toca queda corrompido.
(25) Se conoce como ‘tiqui-taca’ el estilo de toque del Barça adoptado también por la selección española.
(26) Es decir, el Barcelona F.C.
(27) En referencia a la portada de As mencionada más arriba.
(28) ‘el otro idioma’ es el castellano.
Ámbitos. Revista Internacional de Comunicación, n.22, año 2013, primer semestre.