El reportero como testigo directo: de la invasión de Irak a la Primavera Árabe en Libia (2003-2011)
Dra. Rosana Fuentes Fernández
Universidad San Jorge de Zaragoza
Resumen
El presente artículo recoge el trabajo del reportero desde el análisis de tres medios nacionales, Abc, El Mundo y El País, y uno regional, Heraldo de Aragón, y profundiza en la experiencia del fotógrafo freelance Manu Brabo en la Primavera Árabe en Libia. Los resultados parten del estudio cuantitativo de 308 crónicas de las siguientes coberturas: Alfonso Rojo en la invasión de Irak de 2003, Juan Cierco en la Segunda Intifada de 2000, Gervasio Sánchez en la guerra civil en Sierra Leona en 2000-2001 y Ángeles Espinosa en la caída de los Talibán en 2001, que se completan con el estudio cualitativo de 7 entrevistas en profundidad. Entre las conclusiones se plantea la repercusión y posición de las informaciones del reportero respecto al resto de fuentes o los riesgos que asume como testigo directo de la guerra.
Palabras clave
Testigo directo, prensa española, Internacional, conflictos, riesgos.
Abstract
This work describes the analysis of the sources of three national media, Abc, El Mundo and El País, and one regional, the Heraldo de Aragón, about the early twenty-first century wars. The result of the quantitative study of 308 chronic press coverage of Alfonso Rojo, Juan Cierco, Gervasio Sánchez and Ángeles Espinosa. The qualitative approach based in 7 in-depth interviews with journalists. The conclusions and their interpretations is the space for discussion: know the importance of journalist as an eyewitness.
Keywords
Eyewitness, Spanish media, International, conflicts, risks.
1. INTRODUCCIÓN
En conflictos con cierta repercusión, los medios de comunicación tienden a trasladar a algún miembro de su plantilla seleccionado por su redactor jefe o bien decidido por el propio reportero. La buena disposición del periodista hacia el destino fijado puede deberse a diferentes motivos: la búsqueda de prestigio, dinero o simplemente porque les gusta el oficio como a Marta Herrero: “En contra de lo que suele pensarse no abundan los locos ni los yonquis de sensaciones fuertes. La mayoría odiamos la guerra porque la conocemos. Y como solía decir Miguel Gil, el reportero español asesinado en Sierra Leona, nos limitamos a hacer de intermediarios entre el dolor y el olvido” (Couso, 2004: 82).
Una vez en la zona en guerra, los reporteros seleccionan aquellas fuentes de información que consideran más propicias. En términos generales, existen tres tipos de fuentes: la gente, los documentos y el mundo que nos rodea (Kapuscinski, 2002: 44). De ellas, según el redactor jefe de Internacional de Abc, Borja Bergareche, la mejor estrategia informativa es que el periodista disponga de una red de contactos, se anticipe a la agenda, sepa lo que va a pasar, y tenga capacidad a través de un detalle de contar una guerra (2008).Las nuevas tecnologías, la proliferación de las estaciones, los canales y los programas o el flujo continuo de noticias también facilitan la información desde posiciones en conflicto. Pese a ello “los periodistas tienen cada vez menos tiempo para conseguir noticias por ellos mismos” (Allen, 1999: 58).
Los reporteros suelen disponer de sus propias fuentes de información o, en su defecto, recibirlas de sus antiguos compañeros en el cargo o por mediación de los medios de comunicación. La solidaridad entre los colegas se hace imprescindible en situaciones de conflicto, respaldo que se fundamenta, entre otros aspectos, a través de la interdependencia que existe entre los medios, donde unos se nutren de las informaciones de otros. Según Andreu Casero, la repetición de los contenidos en diferentes medios, “contribuye a la fijación de eventos y significados en la memoria colectiva, estructurando las prioridades ciudadanas mediante la configuración de una agenda pública fuertemente unitaria”(2008).
Esta reproducción tiende a conformar flujos unidireccionales en la información en beneficio de los medios de comunicación dominantes. La apuesta por un elevado número de fuentes puede hacer que esos contenidos varíen o surjan nuevos. La mayor parte de los teóricos consideran que la cantidad de informaciones no es lo primordial, siempre que el reportero localice buenas vías para hacer una crónica lo más fiel posible a la realidad. Otros estudiosos abogan por un flujo informativo plural e intenso, porque sirve para contrastar la información. Borrat señala que mediante esta vía el periódico no tendría la necesidad de usar la información filtrada o la información investigada o a la inversa (1989:93).
Para profundizar en las fuentes de información se toma como referencia el trabajo de cuatro periodistas en distintas guerras: Alfonso Rojo en la invasión de Irak de 2003, Juan Cierco en la Segunda Intifada de 2000, Gervasio Sánchez en la guerra civil en Sierra Leona, 2000-2001 y Ángeles Espinosa en la caída de los Talibán de 2001. La clasificación de las fuentes de información se divide en: oficiales, documentales, observadores, testigos, ayuda (ONG’s) y organismos internacionales. Respecto a la figura profesional en las mencionadas coberturas, Rojo y Espinosa cubrieron la guerra como enviados especiales; Sánchez y Brabo como freelance y Cierco como corresponsal en Jerusalén.
Los riesgos que asume un testigo directo se analizan desde la cobertura de Manu Brabo en la Primavera Árabe en Libia, al ser arrestado el 5 abril de 2011 por leales a Muamar Gadafi. El trabajo del freelance al igual que la labor de los reporteros locales acarrea numerosos peligros. Los últimos en su mayoría “caen asesinados al ser considerados parte interesada en el mismo, como ha quedado patente en Irak”, según las declaraciones de Jon Sistiaga recogidas por Gonzalo Jar (2007: 367). El trabajo del testigo directo desde el campo de batalla es más cansado, incluso la muerte se puede cruzar en su camino al igual que le ocurrió a Miguel Gil, Juancho Rodríguez, Julio Fuentes o Ricardo Ortega. Julio Fuentes, asesinado en Afganistán, (2002: 173) contaba en su crónica “A la caza del periodista” el peligro de informar en Sarajevo durante el verano de 1995.
En la mayoría de las guerras, el desplazamiento independiente puede costar la vida a los periodistas como le ocurrió en 2003 a José Couso, quien creó su propia empresa con la finalidad de ofrecer sus servicios al departamento de Informativos Telecinco. En esa ocasión, indica Olga Rodríguez, periodista de la Ser, “el Pentágono reconoció la autoría del ataque contra el hotel Palestina casi de inmediato”, atribuyéndolo a que las tropas estadounidenses habían localizado fedayines armados en el hall del edificio (Couso, 2004: 70).
La labor del testigo directo en una guerra consiste en superar los obstáculos mencionados para lograr una historia buena, poder contarla y enviarla. “Que lo que cuentas, lo puedas haber vivido u oído. Si lo puedes ver, la primera fuente eres tú, sino serían las víctimas. Después las tradicionales. El sentido común también es importante” (Cierco, 2008). La regla fundamental del reportero pasa por saber mimetizarse, renunciar a los discutibles y narcisistas beneficios del exceso de protagonismo a favor de las bastantes más útiles ventajas del anonimato como hizo Ryszard Kapuscinski, que viajó mucho sirviéndose de toda clase de medios de transporte disponibles. Si le hubieran reconocido como extranjero, como diferente, es posible que la gente le hubiera dirigido la palabra, “pero sin duda no se habría lanzado con la misma libertad a hacer comentarios y observaciones sinceras” (2002: 10).
2. OBJETIVOS Y METODOLOGÍA
Este trabajo pretende dar respuesta a las siguientes preguntas: ¿Cuál es la fuente de información más utilizada? ¿Qué posición ocupa el reportero como fuente directa respecto al resto de informaciones? ¿Cuál es su repercusión? Para ello se analizó El País, Abc, El Mundo y Heraldo de Aragón por su carácter de líderes del sector respecto a su tirada y difusión con el fin de obtener la máxima y mejor representatividad, y se profundizó en la experiencia de Manu Brabo en Libia.
La metodología empleada partió de análisis cualitativos y cuantitativos. Dentro de los primeros se desarrollaron 7 entrevistas semiestructuradas con un cuestionario que garantizaba la obtención de una información y un grado de libertad que permite mantener una conversación más abierta, donde lo importante es la experiencia del individuo como en el caso del secuestro de Manu Brabo en Libia. En la puesta en marcha y desarrollo de las entrevistas se tuvo en cuenta fundamentalmente la selección de los entrevistados (reporteros, fotógrafos y redactores jefe) relacionados con las crónicas seleccionadas, el lugar y el momento para realizar la entrevista, elegido por el entrevistado para así facilitar la realización de la misma, o la duración, que rondó alrededor de las dos horas (MERINO, 2010: 48).
Las informaciones secundarias partieron de 308 crónicas en prensa de las coberturas de Alfonso Rojo, Juan Cierco, Gervasio Sánchez y Ángeles Espinosa. En la Segunda Intifada se efectuó un seguimiento de la corresponsalía en Jerusalén de Cierco desde el inicio del conflicto, el 29 de septiembre, hasta el 2 de diciembre de 2000 mediante el análisis de 107 crónicas. Durante la invasión de Irak, cubierta por Alfonso Rojo, se desglosaron las 21 crónicas escritas en El Mundo entre el 19 de marzo y 9 de abril de 2003. En la caída de los Talibán, se analizaron 159 crónicas de Espinosa en el transcurso de 130 días, desde el 16 de septiembre al 10 de diciembre de 2001. Por último, en la guerra civil en Sierra Leona, se seleccionó el Heraldo de Aragón porque efectuó una cobertura amplia del conflicto: del 20 al 30 de enero de 1999, del 14 al 26 de mayo del 2000 y del cuatro al 9 de enero de 2001, donde se exponen los resultados del estudio de las 21 crónicas que escribió Gervasio Sánchez desde Freetown, capital sierraleonesa.
La unidad de análisis se corresponde con cada fuente de información que aparece en las 308 crónicas revisadas. La clasificación de las fuentes quedaría de la siguiente forma: a) oficiales, b) documentales, c) observadores, d) testigos (presenciales, no presenciales y testigos directos), e) ayuda (ONG’s) y f) organismos internacionales.
A continuación, se desglosan los resultados en cuatro apartados: Gervasio Sánchez en guerra civil en Sierra Leona, Alfonso Rojo en la invasión de Irak, Juan Cierco en la Segunda Intifada, Ángeles Espinosa en la caída de los Talibán y Manu Brabo en la Primavera Árabe libia. En cada caso se incluyen gráficos que muestran las distintas fuentes utilizadas por los periodistas, donde se incluyen las fuentes repetidas y se descartan las no identificadas.
3. RESULTADOS
Los resultados de la investigación giran en torno a los testigos presenciales y no presenciales, entre los que se encuentra el reportero como testigo directo. En el siguiente cuadro resumen se observa su posición en relación con el resto de fuentes de información. En la guerra civil en Sierra Leona, Gervasio Sánchez se decantó en más ocasiones por esta fuente, seguido de Juan Cierco y Alfonso Rojo en la Segunda Intifada y la invasión de Irak respectivamente, que la utilizaron en segundo lugar y Ángeles Espinosa, que lo hizo en tercer lugar durante su cobertura desde Paquistán.
Cuadro resumen 1. Fuente: testigos directos
Medio |
Conflicto |
Posición |
Unidades |
% del total |
Heraldo de Aragón |
Sierra Leona, 2001 |
1ª |
25 |
37 |
El Mundo |
Invasión Irak, 2003 |
2ª |
10 |
23 |
Abc |
Segunda Intifada, 2000 |
2ª |
34 |
23 |
El País |
Talibán, 2001 |
3ª |
61 |
15 |
En los siguientes apartados se estudia cada caso por separado siguiendo el orden que aparece en el cuadro resumen 1.
3.1. Gervasio Sánchez en guerra civil en Sierra Leona
Tras el estudio de las 21 crónicas que escribió Gervasio Sánchez del 20 al 30 de enero de 1999, el 14 al 26 de mayo del 2000 y el cuatro al 9 de enero de 2001 sobre la guerra civil sierraleonesa, se confirma la predilección del fotoperiodista por la información proveniente de los testigos seguida de cerca por las fuentes oficiales. El gráfico muestra los resultados porcentuales obtenidos del análisis cuantitativo sobre las cinco fuentes utilizadas por Gervasio Sánchez, donde se incluyen las repetidas y se descartan las no identificadas.
Gráfico 1. Recursos informativos utilizados por Gervasio Sánchez
Fuente: Elaboración propia.
Las estrategias informativas de Gervasio Sánchez parten en su mayoría de los testigos, donde se incluyen los presenciales, no presenciales y al fotoperiodista como testigo directo de los acontecimientos. En total, cita 25 testigos de los cuales repitió 4, la mayor parte interesados en dar su versión de lo acontecido a quien quisiera escucharlos. En el cómputo del periodista como testigo directo sólo lo contabilizamos una vez, las cuatro restantes las consideramos repetidas.
Sánchez utilizó sus crónicas para manifestar su opinión a propósito de la guerra civil sierraleonesa o para relatar cómo tras el asesinato de dos periodistas por los rebeldes del RUF, el español Miguel Gil y el americano Kurt Schork, tuvo que reconocer al primero.
En lo que respecta a la autoría, en la mayoría de las crónicas cita al Heraldo de Aragón, al contrario de lo que hizo Alfonso Rojo en El Mundo durante sus informaciones desde Irak. El propio Gervasio Sánchez afirma que “un gran periodista huye del protagonismo”, tiene que limitarse a contar lo que ve, no mentir sobre los hechos. Por ejemplo, mediante un refrito de agencias, “algunos periodistas en El Salvador narraron los combates utilizando las noticias que daban en la televisión” (2007).
3.2. Alfonso Rojo en la invasión de Irak
Alfonso Rojo desarrolló sus crónicas sin injerencias desde territorio kurdo. En las informaciones sobre la invasión de Irak aparecen detalles del día a día en el país. Pese a su libertad de movimientos, sus informaciones quedaron relegadas a un segundo plano tras las crónicas de otros enviados especiales. El Mundo solo incluyó dos veces en portada varios anuncios sobre informaciones de Rojo, que ocuparon una posición secundaría. Sus crónicas solían ocupar casi una página compartida con las informaciones de los periodistas: Daniel Utrilla, Carlos Fresneda y Victoria Prego.
El enviado especial consideró necesario contar como testigo directo las pequeñas historias que ocurrían en su entorno para que el lector conociera la vida cotidiana de los iraquíes. Critica a aquellos profesionales que describieron todo aunque no se encontraran en el escenario de los hechos (2005). Rojo define su profesión como un mosaico donde cada pieza es fundamental para completarlo y, por tanto, así se debería reflejar la información en tiempo de guerra: “Lo esencial del corresponsal es ir de lo anecdótico a lo general y no a la inversa” (2005).
Durante las 21 crónicas del enviado especial escritas en El Mundo entre el 19 de marzo y 9 de abril de 2003 se observa su predilección por las fuentes oficiales. El acceso a la televisión y a la radio le permitió seguir las informaciones de la Coalición. Del mismo modo, la incursión con el ejército también le ayudó a conocer sus movimientos como les ocurrió a otros periodistas.
En segundo lugar, recurre a los testigos presenciales y no presenciales, emplea 7 veces las informaciones de los testigos presenciales y en 3 las de los no presenciales. Las informaciones en su mayoría partieron del bando contrario, otras fueron no identificadas e incluso se sirvió de rumores. En 4 de las 21 crónicas recurrió a la primera persona del singular y del plural para transmitir sus informaciones.
Gráfico 2. Recursos informativos utilizados por Alfonso Rojo
Fuente: Elaboración propia.
Las informaciones del reportero aparecieron acompañadas por teletipos e incluso por informaciones de fuentes ajenas a Rojo dentro de su propio texto. El periodista reconoce que tuvo que luchar con el medio para que no metiera fuentes que pudieran perjudicar o cuestionar sus datos.
En la invasión de Irak, tuvo la libertad de definir al líder iraquí, Sadam Husein, como “dictador iraquí” o “sátrapa”, impensable en su estancia en Bagdad durante la guerra del Golfo de 1991, donde se prohibió a los corresponsales enviar cualquier información que pudiera ser negativa para el régimen. Las crónicas sobre la invasión de Irak mantienen algunos toques de humor y vuelve a incluir su opinión personal sobre los hechos para dar un determinado enfoque a la noticia. Las reflexiones también forman parte del trabajo del corresponsal en 2003, incluso las utiliza para recordar hechos del conflicto de 1991.
En la mayor parte de las 21 crónicas publicadas desde el 19 de marzo de 2003 hasta la caída de Bagdad, hace alusión a la primera guerra del Golfo. También recuerda las fuentes que utilizó en aquella ocasión o hace una distinción entre ambos conflictos. Asimismo, las fuentes consultadas por Alfonso Rojo, fundamentalmente los testigos presenciales, contaron su versión sobre los acontecimientos de la invasión en base a la primera. Al final de las crónicas de ambos conflictos, Rojo dejó varías vías abiertas al lector.
3.3. Juan Cierco en la Segunda Intifada
El corresponsal de Abc en Jerusalén se decantó por las fuentes oficiales, en un segundo término, por los testigos presenciales, no presenciales y su papel como testigo directo; seguidas de las documentales y, en menor medida, utilizó a los observadores y los organismos de Naciones Unidas. (Gráfico 3)
Respecto al uso de su información como testigo directo, solo se citó en 4 ocasiones en primera o tercera persona del singular. Los testigos presenciales y no presenciales a los que recurrió en 34 ocasiones ocupan la segunda posición, donde se incluye como testigo directo. En la mayoría de las informaciones, se constata cómo el periodista cede todo el protagonismo al diario para el que trabaja.
Gráfico 3. Recursos informativos utilizados por Juan Cierco
Fuente: Elaboración propia.
3.4. Ángeles Espinosa en la caída de los Talibán
El análisis cuantitativo de las 159 crónicas que escribió Ángeles Espinosa en el transcurso de 130 días, desde el 16 de septiembre al 10 de diciembre de 2001, sobre el conflicto afgano indica que la periodista se decanta por la información proveniente de las fuentes oficiales seguida de cerca por las documentales. En tercer lugar, Espinosa elige a los testigos de las informaciones, donde se incluye el abanico de testigos presenciales, no presenciales y a la propia enviada especial como testigo directo de lo que acontecía como se aprecia en el siguiente gráfico:
Gráfico 4. Recursos informativos utilizados por Ángeles Espinosa
Fuente: Elaboración propia.
Espinosa se nutre de los tan prolíficos testigos, la mayor parte deseosos de dar su versión de lo acontecido a quien quisiera escucharles, aunque no les hubieran preguntado (2006). Dentro de los testigos, incluimos los presenciales, no presenciales y a la periodista como testigo directo de los acontecimientos. En total, cita 61 testigos de los cuales repitió 20. En el cómputo de la periodista como testigo directo, solo se contabiliza una vez, las cuatro restantes se consideran repetidas.
En la guerra contra los talibán, El País aprovechó las nuevas tecnologías para poner en contacto a sus lectores con Ángeles Espinosa. En la crónica del 27 de septiembre de 2001, les facilitó un foro para preguntarle todas las dudas sobre la guerra o los problemas derivados que les pudieran surgir. Aparte de este sistema, la periodista mantuvo algún correo electrónico, sobre todo, con amigos, no con lectores anónimos. Hoy en día, el uso de las nuevas tecnologías está siendo aprovechado por el periodismo, que atraviesa una gran revolución electrónica. Ryszard Kapuscinski considera que las nuevas tecnologías facilitan enormemente el trabajo del periodista, pero no ocupan su lugar. También cree que es imposible vivir en el mundo contemporáneo sin cambiar o adaptarse a esos cambios: “Todos los problemas de nuestra profesión, nuestras cualidades, nuestro carácter artesanal, permanecen inalterables. Cualquier descubrimiento o avance técnico pueden ayudarnos pero no pueden ocupar el espacio de nuestro trabajo, de nuestra dedicación al mismo, de nuestro estudio, de nuestra exploración y búsqueda”(2002: 40).
Dentro de los testigos presenciales, las reflexiones personales son muy habituales, ya que el reportero es testigo de excepción de los hechos y conocedor de las circunstancias de los mismos. Espinosa añadió estas reflexiones en algunas crónicas como hizo el 22 de septiembre de 2001: “Si esto es una medida de la oposición que afronta el presidente Pervez Musharraf por apoyar a Estados Unidos, puede estar tranquilo. De momento”. Durante la Segunda Guerra Mundial, Vasili Grossman también transmitió sus sentimientos a través de sus crónicas, en una de ellas dijo claramente que sentía más respeto hacia el comisario de brigada Nikolai Shliapin que hacia Petrov: “Shliapin es inteligente, fuerte, tranquilo, grande y lento. La gente siente su poder interno sobre ellos” (2006: 65).
Siguiendo las pautas del “Libro de estilo de El País”, Ángeles Espinosa cedió en varias ocasiones el protagonismo a su medio, sin embargo, en otras se la atribuyó a ella como en la crónica del 21 de septiembre de 2001, al igual que hizo Alfonso Rojo en el conflicto de Irak que cubrió para El Mundo. Según Luis Prados: “La periodista no respeta mucho esta norma. Suele usar: ‘Dijo esta enviada’, ‘esta enviada pudo ver’,… Hay unos egos increíbles en este ámbito…” (2007).
3.5. Manu Brabo en la Primavera Árabe libia
En los conflictos armados, los fotógrafos y los cámaras constituyen uno de los principales objetivos de la violencia, ya que “los regímenes represivos conocen de sobra la potencia evocadora de las imágenes y su poder informativo” (Reporteros Sin Fronteras, 2012). El fotógrafo Manu Brabo vivió una situación límite cuando fue arrestado el 5 abril de 2011 por leales a Muamar Gadafi. Durante su cobertura en Libia en 2011, se había arriesgado en numerosas ocasiones: “Al final es una cuestión de probabilidad, a más veces en primera línea, más posibilidades de que te pase algo” (2012).
El sistema de trabajo de Brabo no siguió un método definido en Libia. Confirma que se limitó a hacer su labor lo mejor posible y con la mayor honestidad y respeto por las fuentes de información que consultó. Un esfuerzo elevado debido al control que ejercen las autoridades sobre la prensa, que para Brabo supone un atentado contra la libertad de prensa. Explica que “las situaciones son variables y trabajar con esquemas férreos puede ser, incluso, contraproducente. De lo que se trata es que al final del día tú tengas unas buenas imágenes que cuenten lo que estaba pasando. Para eso hay que estar con la gente de la que vas a hablar”. El fotógrafo entiende que no se puede llegar a los sitios y no tener contacto con las personas que lo habitan. Su trabajo le da la oportunidad de conocer hechos, lugares, personas y vivencias que de otro modo jamás conocería.
Manu Brabo se decanta por los testigos presenciales y no presenciales, que viven situaciones inestables, variables e inflamables. Esas vivencias carecen de patrones para Brabo y de seguirlos quizás “tampoco funcionarían”. En plena cobertura en Libia, los rebeldes huyeron dejando a su suerte al fotógrafo y a otros periodistas, convirtiéndolos en “blanco” de las tropas de Gadafi.
En todos los casos, los reporteros se convirtieron en noticia en especial para sus respectivos países. Manu Brabo entiende que “si no arriesgas para conseguir informaciones rascarás siempre la superficie. Lo mismo en una guerra que en un reportaje de investigación”. El fotógrafo cree que arriesgar no es siempre poner la vida en peligro. Puede significar apostar por una noticia en un lugar determinado, dilapidar los ahorros por informar de algo que el reportero considera importante o llevar la contraria a los jefes.
4. CONCLUSIONES
Teniendo en cuenta el análisis cuantitativo de las coberturas de Gervasio Sánchez, Alfonso Rojo, Juan Cierco y Ángeles Espinosa, se confirma el predominio de las fuentes oficiales sobre el resto. En especial, en el caso de Rojo, Cierco y Espinosa que las usaron en primer lugar. Las fuentes de información menos utilizadas fueron los observadores internacionales y los organismos de Naciones Unidas, cuyo uso no fue trascendental en el conjunto de la crónica.
Los testigos ocupan la segunda posición, ya que fueron consultados por los cuatro periodistas con asiduidad. Gervasio Sánchez acudió a los testigos presenciales, no presenciales y a su propia labor de testigo directo, como primera alternativa. En el resto de casos, dicha fuente ocupó un lugar secundario.
Respecto a la repercusión del reportero como fuente directa se dio sobre todo en las coberturas de Gervasio Sánchez y Manu Brabo. Ambos se decantaron por los testigos presenciales y no presenciales pese a que su trabajo como freelance les hizo más visibles y vulnerables. Las dificultades añadidas al viajar por su cuenta y riesgo no les impidieron acercarse a los testigos que se encontraron a su paso y conocer de primera mano cómo vivían la guerra como hizo Brabo, que llegó a convertirse en noticia tras sufrir un secuestro en Libia.
Los trabajos de Alfonso Rojo y Ángeles Espinosa como enviados especiales no fueron tan arriesgados. La cobertura del primero se desarrolló desde el kurdistán junto al ejército aliado. Esta circunstancia le permitió conocer y trasladar las acciones concretas del bando aliado pero no de la totalidad de la guerra. Informaciones insuficientes para su medio que completó sus crónicas con teletipos desde la redacción. En el caso de Espinosa cubrió la guerra de Afganistán desde Paquistán a través de ruedas de prensa o notas de prensa de las fuentes oficiales.
El corresponsal, a diferencia del freelance o del enviado especial, dispone de una ubicación concreta que le permite más tiempo para acceder a las fuentes. No obstante, Juan Cierco durante su corresponsalía en Jerusalén se decantó por las oficiales al igual que Rojo y Espinosa.
En conclusión, las fuentes oficiales ocupan la primera posición en las coberturas analizadas. También se aprecia un interés por consultar a los testigos presenciales y no presenciales y, en menor medida, por abordar la información del reportero como testigo directo de los acontecimientos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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KAPUSCINSKI, Ryszard (2002): Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo. Barcelona: Editorial Anagrama.
MERINO, María Jesús (coord.) (2010): Introducción a la investigación de mercados. Madrid: ESIC Editorial.
REPORTEROS SIN FRONTERAS (2011): “Balance anual 2011. Los diez lugares más peligrosos para los periodistas”, en Reporteros Sin Fronteras, 22 de diciembre de 2011, http://www.rsf-es.org/news/informes-balance-anual-2011-los-diez-lugares-mas-peligrosos-para-los-periodistas-/ [Revisado el 7 de mayo de 2012]
Entrevistas de la autora:
BRABO, Manu. (2012). Entrevista online, 15 de marzo.
BERGARECHE, Borja. (2008). Entrevista en Madrid, 23 de octubre.
CIERCO, Juan. (2008). Entrevista en Madrid, 6 de noviembre.
ESPINOSA, Ángeles (2006): Entrevista en Madrid, 14 de junio.
PRADOS, Luis. (2007): Entrevista en Madrid, 23 de marzo.
ROJO, Alfonso. (2005): Entrevista en Molina Seca, León, 9 de mayo.
SÁNCHEZ, Gervasio. (2007): Entrevista en Madrid, 10 de octubre.
Breve semblanza biográfica de la autora
Rosana Fuentes Fernández es Doctora en Periodismo y Licenciada en Publicidad y RRPP por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Colaboradora Honorífica en la UCM de 2004 a 2010. Profesora visitante en la Universidad de Portalegre (Portugal). Imparte Relaciones Internacionales, RRPP y Protocolo en la Universidad San Jorge de Zaragoza. Pertenece al grupo de investigación “El periodismo como espacio creativo en Aragón” y es socia de la Sociedad Española de Periodística, SEP.
Ámbitos. Revista Internacional de Comunicación, n.22, año 2013, primer semestre.